Una resina amarilla con mucha fuerza
La resina de dammar es una de las más hermosas y preciosas resinas vegetales de la tierra. Se cosecha de los árboles caducifolios de Asia que crecen principalmente en las islas Sunda. El más fuerte es el Shorea Wiesneri, un árbol que proporciona la madera tan preciada de meranti. La resina vegetal también se encuentra en otros árboles de hoja caduca que crecen en Indonesia, Filipinas, Borneo o India Oriental. La palabra «dammar» en sí tiene misterio, es de origen malayo y significa luz o antorcha. Se cree que la resina clara o amarilla con su olor fino y etéreo tiene características de elevación del estado de ánimo, incluso se dice que cura la melancolía. Se utiliza para curar y como incienso, y en el vernáculo lo tiene como humo blanco que agudiza la percepción e incluso puede convertir a una persona clarividente.
Un uso especial de la resina vegetal dammar es como agente aglutinante natural. La resina es conocida en Europa desde el S.XIX y ya ha sido utilizada de múltiples formas, p.ej. en la producción de ligeros y claros esmaltes y colas o como aditivo tradicional en pinturas artísticas como el óleo. En los productos de cuidados de AURO, por ejemplo, tiene la misión de emulsionar ingredientes como aceite de linaza, aceite de naranja y agentes secantes. El disolvente contenido en el aceite líquido se evapora durante el proceso de secado y deja un revestimiento que está firmemente unido al sustrato.
La extracción de la exótica resina dammar
La resina de la planta natural no surge de manera forzada sino que sale de los árboles de hoja caduca en grandes cantidades. La pieza tiene una forma irregular similar a una lágrima y aprox. 3cm de grosor. Si se separan en piezas, estas se astillan fácilmente, pero dejan cantos redondeados. Se puede convertir en polvo inodoro fácilmente. Las piezas, sin embargo, aportan in ligero olor en el aceite etéreo que lo contienen.
Las impresionantes piezas que surgen del tronco son claras como el agua, a veces con un tono amarillo o blanco rojizo. Hay diferentes maneras de conseguir los mejores ejemplares: la resina que se ha formado de manera no forzada puede recogerse y sacarse del árbol. Se hacen cortes profundos en el árbol de manera que la resina puede almacenarse ahí hasta que los cortes se cierren de nuevo. La forma de las piezas de resina muestra la manera en la que se ha conseguido. Si tiene forma de pera o un palo, no fueron recogidos de un árbol cortado, sino que han sido emitidos de un árbol de manera natural. Otro método es desenterrar el compuesto resinoso que se pueda encontrar bajo la superficie del suelo en áreas de raíces de árboles muertos.